Queremos que saibas que respectamos a túa privacidade. Se desexas saber como recopilamos, utilizamos e compartimos os teus datos persoais, podes ler a nosa política de cookies aquí para coñecer as nosas prácticas de privacidade.
Os datos poden utilizarse de varias maneiras. Pero o obxectivo principal é obter información sobre o uso da web por parte dos clientes, como o número de visitas e a orixe do tráfico. Neste caso, poderíamos utilizar Google Analytics, Google Tag Manager e Meta Pixel Ads u outros.
Para prestar servizos esenciais, como tramitar solicitudes de produtos e servizos, xestionar pagamentos, ofrecer atención ao cliente, procesar pedidos e transaccións, confirmar información do usuario, manter a túa conta activa na nosa plataforma, facilitar a túa participación en áreas públicas do noso sitio, comunicarnos contigo, detectar e supervisar incidentes de seguridade, protexerte contra accións maliciosas ou ilegais e resolver erros que afecten á funcionalidade prevista.
“En La malcasada encontré lo que en realidad me estaba golpeando por dentro y que creo que es lo que conecta directamente con cualquier espectador del siglo XXI. Seguimos siendo víctimas de nuestras circunstancias para poder tomar decisiones con el corazón y no movernos por otros intereses. Creo, que si conversáramos por un momento con alguien del siglo XVII y nos atreviéramos a juzgarle, si le diéramos opción a réplica, tal vez nos sorprenderíamos con ser juzgados por las mismas razones.
Creo que esto sigue siendo un tema universal, más allá de épocas, de hombres o de mujeres, aunque es evidente que las circunstancias siempre han condicionado y han dificultado más a las mujeres de cualquier siglo por su condición de género y es lo que realmente me gustaría contar con La malcasada.
Cuando pensé en la posibilidad de conversar con alguien del siglo XVII, me planteé la opción de darles voz por un momento a los personajes, ya que ellos son los que llevan cuatro siglos encarnándose en esta obra y han visto representación tras representación, siglo tras siglo, como han sido juzgados por sus actos, cada vez mas obsoletos a lo largo de las diferentes épocas, pero sin tener opción de cambio, ya que así fueron escritos. A nosotros los espectadores, a los que sí tenemos opción de cambiar nuestra vida… ¿Quién nos “escribe”?”
—Ana Vélez